Univ. Prof. Dr. Rudolf Slavicek 1928-2022

Rudolf Slavicek era un hombre inspirador, infatigable, de carácter fuerte y poderoso. Devoraba la vida. Para él, la dilación no era una opción. Perdonaba los errores pero no dejaba lugar a la debilidad, duro y compasivo como debe ser un buen mentor. Era cálido y acogedor, le encantaba conversar y siempre estaba deseoso de aprender.

Fue un visionario, un actor principal en los campos de la medicina oral y la odontología funcional. Su personalidad viva y vigorosa se reflejaba en la forma en que enfocaba su disciplina. Le enseñabas los dientes y veía un sistema complejo y dinámico. Decías estructuras y él quería decir función. Comprendía la necesidad de un diagnóstico preciso y cuantitativo, sin olvidar nunca que el ser humano es el resultado de un proceso evolutivo, inmerso en su entorno, que actúa en él y reacciona ante él como un ser sensible y emocional.

El profesor Slavicek sólo era testigo del amanecer de este nuevo año, aunque aún tenía muchas cosas planeadas para el futuro. La vejez había puesto a prueba su cuerpo, pero nada lograba debilitar su curiosidad ni saciar su sed de conocimiento. Un conocimiento que buscaba incansablemente, que creía firmemente que debía compartirse y ser para todos, que quería que fuera profundo y abarcador. Y así, apoyó con pasión a generaciones de dentistas e investigadores, y aprendió y enseñó con asiduidad abarcando la medicina, la filosofía y las ciencias naturales.

Echaremos de menos a Rudolf Slavicek como padre, abuelo, bisabuelo y suegro, como mentor, como amigo y por el hombre bondadoso y genuino que fue. Pero su legado seguirá siendo fuerte gracias a su discipulado y a la amplia comunidad de dentistas, médicos e investigadores que construyó. Sus enseñanzas seguirán difundiéndose, y sus conceptos de diagnóstico y métodos de tratamiento seguirán beneficiando a pacientes de todo el mundo.

El profesor Slavicek fue médico, mentor, maestro, pensador, inventor y filántropo. Su familia, sus amigos, sus colegas, sus colaboradores, sus estudiantes y sus pacientes disfrutaron de su larga y exitosa vida. Todos ellos piensan que Rudolf hizo de su mundo un lugar mejor, y ahora se sienten más solos sin él.